viernes, 26 de noviembre de 2010

Cuando sea un troll

Supongo que cuando ya haya fracasado totalmente con mi vida y vuelva a vivir con mis padres soltero y después de años de paro, dedicaré el resto de mis días a trollear foros y a soltar mierdas reaccionarias para escandalizar a los epatables, aún no es el momento.

El color de las gordas

Me gustan las gordas. Mejor dicho, me gustan mucho algunas gordas. Mis objetos de deseo siempre han sido raros, pero últimamente mis cánones de belleza se están transformando en los del Neolítico, ese rollo de garantizar la fertilidad. No me gusta cualquier gorda, tienen que transmitirme cierta salud, vitalidad; tienen que tener buen color. El buen color es muy importante, una chica pálida no vale para esto. Un exceso de pigmentación tampoco es bueno; es en el punto intermedio del tono de piel donde se encuentra la virtud, la belleza de la gorda española.

Comida

Son las seis y cuarto de la tarde, y lo único que he comido ha sido una lata de atún claro Calvo a secas. Ingerir cualquier otra cosa hubiera necesitado fregar y cocinar, y me faltan fuerzas para hacer cualquier cosa que no sea tocarme la chorra.

La epifanía

Hace tiempo que me di cuenta de lo que me estaba pasando. Fue en abril cuando tuve la epifanía. Aunque ella hizo lo que pudo, fue una epifanía de mierda porque después todo ha seguido igual. 6 de abril de 2010. Lionel Messi marca cuatro goles al Arsenal; yo, que tengo su edad, lo único que consigo de cuatro en cuatro son los joints y los trozos de pizza grasienta.